Golden Dawn
La presente imagen se comenzó a realizar a finales del año 2006 y tuvo un carácter muy importante en el desarrollo de las prácticas artísticas e intelectuales por parte del autor.
En el primer caso, en relación a los procesos conceptuales, técnicos y estilísticos, el desarrollo de la imagen Golden Dawn constituyó un reto para superar una crisis creativa. El autor se sentía muy inseguro del objeto y propósito de sus artes en su respectivo contexto social y económico. En consecuencia, anduvo en un periodo de letargo de más de un año en el cual no realizó casi ninguna imagen. Con Golden Dawn optó por esforzarse y llevar a los límites sus antiguas capacidades artísticas las cuales creía perdidas. Sin proponérselo depuró su estilo artístico en relación a los referentes visuales que le interesaban. Logró reconfigurar una identidad visual e implementó un nivel técnico aún más preciso.
En cuanto a sus procesos mentales, antes de concebir Golden Dawn, el autor fue educado en ámbitos materialistas y cientifistas, cuyo positivismo popular (en su opinión), hizo del objeto de la educación un conjunto de prácticas y discursos coadyuvantes a la perpetuación de metanarrativas como la de la Democracia Liberal del país en donde él vivía. El artista, en su periodo de crisis, comenzaba a aceptar intelectualmente la posibilidad de la existencia de realidades noumenales e ininteligibles en oposición a su educación previa. Esto supuso una reorganización de sus procesos mentales y la subsiguiente praxis en relación a la vida misma y en relación a las superestructuras simbólicas y rituales asociadas con la metafísica y la religión. Era de esperarse que por ese entonces el autor comenzara a interesarse por el arte del Simbolismo (s.XIX). Así pues, con la imagen Golden Dawn, escogió como tema central la trascendencia del alma y la figura de la esfinge como símbolo de su propia energía psíquica y su libido mal encausadas, causantes del advenimiento de los miedos y males que en ese entonces lo paralizaban.
A continuación se consigna la investigación que en ese entonces el autor realizó en torno a la creación de la imagen Golden Dawn:
Los contenidos semánticos de la imagen a analizar, obedecen a coyunturas iconográficas y conceptuales cuyo adecuado entendimiento ha de ser descifrado en el plano simbólico. Habrá una ambivalencia en su lectura pues los símbolos se valen de figuras, que además de lo que representan por sí mismas, desempeñan la función de evocar, interpretar, o descifrar realidades suprasensibles. Pueden ser ideas, conceptos psíquicos, conceptos metafísicos o hasta representaciones antropomorfas idealizando a seres hipersomáticos. Los símbolos serán entendidos dentro de los ámbitos culturales a los cuales pertenezcan; estén insertos en las artes, psicología, mitos, o religiones. Por lo tanto, para acceder al contenido del símbolo, el significado se sobrepone a la forma ya que ésta última constituye un vehículo para descifrar al primero.
En la imagen Golden Dawn, la metamorfosis de los cuerpos humanos explicita simbolismos referentes al contexto psíquico, en donde la transmutación de la materia denota la transformación hacía estados superiores o inferiores en el plano espiritual. La función de los elementos zoomorfos es de revestir al individuo para que asuma características de la especie animal simbolizadas en sus partes. Por ejemplo, el dramaturgo británico Shakespeare (1564-1616), en su obra El rey Lear, emplea analogías animales para expresar la ingratitud de sus hijas: “Ha clavado el afilado pico de la ingratitud, como un buitre” (II.iv.128-129), “me ha herido con su lengua de serpiente” (II.iv.155), “Ni la puta, ni el fogoso caballo van a ello con apetito más desenfrenado. De cintura para abajo son centauros, aunque mujeres por arriba” (IV.vi.118-121), “hundir sus colmillos de jabalí en su carne ungida…” (III.vii.53-5), etc. [Ver Shakespeare, William. El Rey Lear. Ediciones Cátedra, S.A. (Madrid 1995).]
El historiador italiano Alessandro Grossato (n. 1955) señala dos tipologías básicas de transmutación. Una primera cuando el aspecto zoomorfo afecta la mitad inferior del cuerpo, ella implica una aplicación psíquica del símbolo animal en cuestión (arpías, centauros, sátiros, etc., criaturas pertenecientes al mundo intermedio). En una segunda tipología, se afecta la mitad superior del cuerpo; su significado es espiritual o divino (zoocéfalos como las divinidades egipcias, los tres evangelistas: Juan, Marcos, Lucas). Por el contrario, si la transmutación animal es total, conservando solo la postura y actitud antropomorfa, ella indicará el aspecto más elevado de la divinidad (metamorfosis de Zeus en cisne, Cristo como cordero o unicornio).
Así, en la imagen Golden Dawn, se observan siete figuras femeninas de las cuales seis presentan transmutaciones animales. Éstas últimas se ocultan entre sí o se encuentran sumergidas en el agua. Solo la mujer zoomorfa del extremo inferior derecho expone su figura monstruosa revelando la naturaleza de sus congéneres. Iconográficamente corresponde al arquetipo de la esfinge griega (leyenda de Edipo), en donde el polimorfo se compone de cabeza y torso femenino, alas y cuerpo de león. El significado del símbolo es de índole psíquico por la ubicación del componente animal dominante (felino); “el de una fuerza brutal y destructora que, mal contenida, puede vencer en algún momento al alma humana”, ésta última representada por la cabeza femenina. Las esfinges por sí mismas simbolizan la escena, no obstante se debió agregar una acción narrativa para facilitar la interpretación que se pretendía. En el Simbolismo la esfinge es “una imagen de la perversión y la crueldad. Denota el enigma […] de lo femenino en su aspecto sombrío y amenazante”; figura prototípica de femme fatale, más adelante encontrará su máxima expresión en Salomé, Clytemnestra, Delilah, Lilith, Morgan le Fay, etc. [Ver Emege Industria Gráfica S.A.. El mundo de lo oculto. Introducción a la simbología cosmos viviente. El hombre y sus obras. (Tomo 5). Ed. Marín S.A. (Barcelona 1991).]
La relación dialéctica entre los personajes de la imagen Golden Dawn, es decir, entre la mujer libre de elementos zoomorfos (con su aureola y la flor de loto –Nymphaea lotus), y las esfinges, en conjunto pretenden alegorizar la trascendencia del alma. El loto a su vez es símbolo de pureza, moralidad y fortaleza (se evoca la iconografía hierática de Buda y Vishnu reposando sobre el loto). El loto o nenúfar nace del fango en lo profundo del pantano y crece hasta la superficie manteniéndose blanca e inmaculada. “–Procuro que el mundo no me manche siguiendo el ejemplo de la flor de loto– se lee […] en textos budistas […] La poesía hindú […] –El tallo del loto da la medida de la profundidad del agua, de la misma forma que la virtud de un hombre es índice de su nobleza–”. [Ibídem.]. La aureola representa el nimbo de luz que denota el status espiritual precedente a la caída, que solo los dioses, semidioses o santos mantienen por su propia naturaleza. La mujer levitando asciende al más allá, pero las esfinges se aferran a ella obstinadamente, jalándola a los torrentes subacuáticos y telúricos de la materia.
Los personajes de la imagen Golden Dawn se encuentran insertos dentro de un paisaje natural con un plano posterior que muestra vestigios arquitectónicos en ruinas, los cuales simbolizan la añoranza de valores espirituales ahora olvidados, corruptos o decadentes (tal como las ruinas góticas cristianas en el Romanticismo, particularmente en las pinturas de Friedrich y en los ideales perdidos preconizados por Chateaubriand). La escena transcurre en una floresta cuya acepción simbólica es la de “los más profundos temores del inconsciente […por] lo intrincado de la vegetación y la oscuridad que la caracterizan”. [Ver Battistini, Matilde. Símbolos y alegorías. Electa (Grupo Editorial Random House Mondadori, S.L. 2003)].
El título de la imagen: Golden Dawn, sugiere un símil entre la luz del alba que disipa las tinieblas (y su connotación maligna ancestral) con el despertar dorado de la consciencia espiritual del hombre. Relación entendida como la evolución del individuo desde un estado imperfecto, enfermo, corruptible y efímero (la materia) hacia un estado perfecto –simbolismo del oro en la alquimia–, sano, incorrupto y eterno (el espíritu). El título se pretende evocar metafóricamente en la imagen empleando la luz como recurso visual. Se representa un amanecer dorado y una fuente lumínica predominante en el loto que inciden sobre la mujer y su entorno.
En los siguientes párrafos se mencionarán los referentes estilísticos e iconográficos como antecedentes para la creación visual de la presente imagen.
La línea de contorno ininterrumpida, que junto a los colores saturados detallan las formas, en contraposición al uso de la mancha pictórica (con excepción del cielo y las pieles), están directamente influenciados de la técnica china Gongbi. Puede verse particularmente en la línea delgada, descriptiva y detallada como en las ondulaciones del agua. El empleo de colores brillantes, de ornamentación y de la construcción espacial mediante planos seriados, hace referencia a la miniatura persa, particularmente al estilo Il-Khanid s.XIV. Igualmente, la imagen Golden Dawn presenta elementos del Art Nouveau en la disposición predominante de formas y líneas curvas trazando ejes sinuosos. Por otro lado el manejo de la luz en la escena tiene reminiscencias en el claroscuro del Barroco. Dicho efecto se logra extendiendo gradientes tonales con su respectiva alteración cromática pasando desde el blanco hasta el negro, según la ubicación de la fuente lumínica.
Como antecedentes temáticos e iconográficos se tuvo en cuenta las siguientes obras de arte: Para las ruinas: Monastery Graveyard in the snow (1817-1819) y Abbey in an oak forest (1809-1810) del pintor alemán Caspar David Friedrich (1774-1840), así como de las ilustraciones para El Libro de la Selva de R. Kipling (1903, Ed. Macmillan) de los hermanos ingleses Charles Maurice Detmold (1883-1908) y Edward Julius Detmold (1883-1957).
Para las esfinges: Oedipus the Wayfarer (1888), Oedipus and the Sphinx (1864) y The Victorious Sphinx (1886) del francés Gustave Moureau (1826-1898). Para el loto y el alma emergente con nenúfares: The Lotus Soul (1871) del pintor checo Frantisek Kupka (1871-1957).
Para el conjunto femenino en el pantano: Hylas and the Nymphs (1896) del pintor británico John William Waterhouse (1849-1917). Y finalmente, en cuanto al cielo, la luz, la temperatura y la atmósferas: The fighting “Téméraire” tugged to her last Berth to be broken up (1838) del inglés Joseph Mallord William Turner (1775-1851).